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DEJAR DE FUMAR
Así pude dejar el tabaco
El mayor error de mi vida: el tabaco
Allá por los 60-70, fumar era casi obligatorio. Los profesores fumaban en clase, los padres fumaban en casa, se fumaba en el coche… Los niños de los 60-70 veíamos a nuestros referentes como fumadores tanto en la vida real como en las películas. Yo empecé a fumar muy joven, creo recordar que sobre los 14 años y estuve fumando unos 25 años. Pero un buen día lo dejé, repentinamente, sin pensarlo, sin promesas previas. Simplemente lo dejé de golpe.
Esto sucedió en 1987, un mes de agosto, en el día 26 y a las 18:30 horas. No estaba programado. Llevaba varias décadas fumando y, casi sorprendiéndome a mi mismo, lo dejé. No fue fácil como veremos a continuación.
Como la economía nunca era muy boyante, fumaba «Tres Carabelas» o «Bisonte». Eran marcas baratas de tabaco rubio (sin filtro) que alcanzaban tan algo grado de toxicidad que no superaron los límites de la Unión Europea en los años 80 y desaparecieron. En aquella época mi tabaco «Rolls-Royce» era el Camel sin filtro, pero era excesivamente caro.
Los Tres Carabelas y Bisonte eran muy asequibles, lo cual permitían altos grados de consumo mensual. De aquellos oscuros tiempos recuerdo estar casi siempre con un cigarro en la mano, se podía fumar en los trabajos, en los bares, disco-pubs, etc. Los «raros» eran los que no fumaban. Sin embargo, de los 15 ó 25 cigarros del día, solamente recuerdo con agrado los más significativos: el primero de la mañana, el de después de desayunar, de comer o cenar. El resto era mecánica y pura rutina, además ya era consciente de que aquello era un veneno de mecha lenta pero implacable.
Buscando una solución
Como cada uno conoce bien sus fortalezas y sus debilidades, yo era consciente de que no podría dejarlo poco a poco. El día era lo bastante largo como para tener que llevar la cuenta de la disminución en el número de cigarros.
Estaba claro que había que tomar una decisión drástica. Tampoco me convencía dejarlo a partir de una fecha señalada, ni siquiera una fecha normal pero programada, sabía que no lo iba a respetar. La decisión, inesperada, brusca, repentina, audaz, valiente, nueva, motivadora…. la tomé una tarde, cuando ya había comenzado el tercer paquete de Tres Carabelas y no era ni siquiera de noche.
Una persona que excede de los dos paquetes diarios tiene un alto grado de intoxicación nicotinica, lo cual explica lo traumático del proceso. Era por la tarde, como dije anteriormente, estaba en el trabajo, un día tranquilo de agosto, acabé serenamente el cigarro, apagué la colillas y me dije: «Es el último cigarro de mi vida» y, por ahora, se va cumpliendo… por ahora. Esto es muy importante: por ahora. Uno nunca se debe sentir totalmente victorioso, sería una debilidad.
Dejar de fumar
Aunque tomé la decisión de manera irreflexiva, me armé de una tremenda determinación para acabar de una vez por todas con el tabaco. Hice acopio de toda mi (escasa) fuerza de voluntad y tomé medidas de control, algunas aparentemente sorprendentes.
Por ejemplo, decidí llevar el tabaco y el encendedor siempre a mano, en el bolsillo de la camisa, era verano. Yo tenía que sentir el paquete ahí cerca y yo tenía que ser el que venciera la tentación. No podía arriesgarme a no llevarlo y que algún amigo me ofreciera: caería seguro. El tabaco estaba ahí, a mi alcance, pero cada minuto que no lo utilizara era un minuto que yo había ganado. Han pasado ya más de 25 años, pero recuerdo perfectamente los días y las fases de la desintoxicación.
El reto: los cinco primeros días
1.- Día: las primeras 24 horas se pasan relativamente bien. Es la novedad, la euforia, la alegría, el nuevo estado. Bebiendo agua se puede sobrellevar de manera aceptable.
2.- Dia: aparecen los primeros estados de carencia, alteración del ánimo, nerviosismo, cierta ansiedad, te falta algo y te falta ya,
3.- Día: es el peor. Es un día de completa tortura psicológica y fisiológica. Es un día que parece no acabar nunca. Es el cénit del esfuerzo, la cima del sufrimiento, ansiedad, inseguridad, vacilaciones, negociaciones… Es, por lo tanto, el punto de inflexión en el camino de no retorno. A partir de ahí todo será distinto.
4.- Día: la ansiedad va disminuyendo, el sufrimiento físico decrece pero aumenta una cierta inquietud que podríamos denominar: «Nostalgia del tabaco». Es una filtrada y agridulce sensación o recuerdo de lo agradable del tabaco pero tamizada por una consciencia todavía perturbada. En cierta manera se añora algo que ya sabes no va a volver a tu vida.
5.- Día: se va recobrando, poco a poco, la calma mental. Disminuyen los nervios, se va recuperando el control. Aumenta espectacularmente el apetito. Al dejar de fumar, la comida parece cobrar sabores nuevos e intensos. Vas recuperando el olfato, en definitiva, se empieza a ver la luz.
Los neurotransmisores
Lo que sigue a continuación me ayudó a comprender y a luchar contra la ansiedad que produce la abstinencia. Ya no recuerdo dónde lo leí, ni siquiera tengo la absoluta certeza de su rigor científico pero repito que saberlo me ayudó a comprender las causas del sufrimiento, a ver qué estaba pasando en el cerebro y adoptar la manera correcta de luchar contra el «mono».
Las neuronas se comunican por medio de los neurotransmisores. Los neurotransmisores son fluídos naturales que cumplen la función de interconectar la malla neuronal. Cuando una persona fuma de manera habitual, se produce un fenómeno de intoxicación en el cual, la nicotina reemplaza al neurotransmisor natural, incluso con mayor rendimiento cerebral. Un cerebro nicotínico tiene más agilidad que otro natural. El problema es que el resto de la intoxicación es, prácticamente, mortal. Esto se comprobó por medio de un estudio con ratones intoxicados con nicotina los cuales, antes de morir, presentaban una mayor inteligencia que sus compañeros.
Cuando se deja de fumar (de golpe) como hice yo, hay un lapso de tiempo (mono) en el que las neuronas están privadas de su neurotransmisor habitual: la nicotina pero el neurotransmisor natural no ha tenido tiempo de recuperarse. Por esto se produce el síndrome de abstinencia del ex-fumador. Beber gran cantidad de agua ayuda y acelera la recuperación de los neurotransmisores naturales. Por esta razón es por lo que se recomienda un mayor consumo de agua en las primeras fases.
A partir del 6º día se van recuperando los niveles normales de neurotransmisor natural y, por lo tanto, se produce una gradual disminución en las ganas (necesidad) de fumar.
El resto de fases
Crisis, recuerdos, sueños
A partir del 6ª día se observa una disminución en la necesidad de fumar y aumenta el riesgo de recaída. Tenemos la percepción de haber ganado una batalla muy dura (5 días) y nuestra mente negocia con nuestra voluntad: «Si lo he logrado una vez lo puedo hacer siempre». Esto es muy peligroso, ya que un fracaso debilitaría la autoconfianza de lograrlo, permanentemente, en el futuro. El ex-nicotínico, al igual que el ex-alcohólico, debe ser consciente de que lo será durante toda su vida. Por lo tanto, ni una sola concesión, ni una simple calada, ni un cigarro en una boda, nada de nada…. es la única garantía de poder tener «munición psicológica» para seguir luchando. Seremos «adictos en tratamiento» de por vida. Dejar de fumar es una guerra contínua.
En torno al día 15 se produce una crisis. Un leve episodio de ansiedad, de nostalgia en los comportamientos, del recuerdo filtrado (y falso) de que te gustaba fumar, de los ritos asociados: café, copa y puro, etc. Esta crisis se puede vencer de manera fácil ya que, fisiológicamente, estamos más fuertes.
Al mes se produce otra similar pero de menor intensidad, al trimestre, al año, etc. Las crisis son cada vez menos frecuentes y de menor intensidad pero, paradójicamente, aumenta el riesgo de recaída por la anteriormente señalada «falsa sensación de seguridad en la victoria». Es necesario tener siempre presente que las ganas de fumar no van a desaparecer de manera absoluta, incluso en años. Y, hablando de años, es curioso que, a lo largo del tiempo, meses o años, se siguen teniendo algún tipo de pesadilla o sueño con el tema de las recaídas. Esto es algo normal y la angustia desaparece al despertar.
Argumentos para reforzar la voluntad
Recuerdo que, cuando era fumador militante (defendía el tabaco), lo que más me molestaba era la dependencia, la esclavitud, el cargo, la obligación de tener siempre tabaco a mano. Llegar a casa por la noche y no tener tabaco, suponía coger el coche y buscar en alguna gasolinera o garito de dudosa reputación (a precio de oro). La solución era comprar varios cartones a primeros de mes y repartir paquetes por todos los sitios: casa, trabajo, coche, etc. Pero siempre había algún momento en el que aparecía la angustia de «quedarme sin tabaco». Por lo tanto mi primer argumento para dejar de fumar sería: «Liberación de la esclavitud».
En cuanto al tema económico es indudable que se nota considerablemente. Ya no recuerdo exactamente el coste, era en pesetas, pero siempre había que destinar una partida a tan ilustre veneno. Otro argumento: «Ahorro económico».
El veneno de mecha lenta. El suicidio de acción retardada. Las consecuencias mortales. Todo esto lo tiene en mente cualquier fumador, pero la mente va negociando y pactando con el sentido común. Ya lo dejaré más adelante, no fumo tanto, puedo dejarlo, etc. De todas formas, ya tenemos el tercer argumento: «El tabaco me va a matar, tarde o temprano».
El reto de vencer. La íntima sensación de superar un vicio. La seguridad que imprime saber que eres más fuerte que lo que te hacía débil. La lucha en sí misma como argumento de refuerzo de la voluntad. ¿Quién va a ser más fuerte: tú o yo?. Por lo tanto, a este cuarto argumento para reforzar la voluntad podríamos denominarlo: «El tabaco o yo».
Mejorar la calidad de vida
Las inestimable ayuda que supone beber mucha agua con objeto de acelerar el retorno del neurotransmisor natural, proporciona adicionalmente otras ventajas: los riñones se limpian, se facilitan las digestiones, etc. Y ya que ha salido el tema de la comida, conviene señalar que, una vez apartado el tabaco, vuelven sentidos casi atrofiados como el gusto y el olfato.
La comida recobra sabores olvidados. Todo parece estar sobre-condimentado. Comenzamos a percibir aromas, fragancias (no todas agradables, por cierto), en definitiva: volvemos a disfrutar de placeres del pasado.
Por otra parte, se gana sensiblemente en cuanto a la limpieza. La casa ya no huele a humo. Las manchas de ceniza, el amarillear de las cortinas, las sábanas, el olor de la ropa. Todo vuelve a relucir como por arte de magia.
El cansancio. El fumador se agota subiendo una escalera o cuesta empinada. Sin embargo, a las pocas semanas de dejarlo, comenzamos a sentirnos más fuertes, a resistir mayores niveles de esfuerzo físico y psíquico. Ya no tenemos la absurda dependencia de un pestilente cilindro humeante.
Tu entorno lo agradece. Tu familia, amigos, compañeros. Ya no tienen que soportar tus altibajos anímicos ni la peste del humo. Todo son ventajas cuando dejas de fumar.
¿Y por qué no dejarlo de manera progresiva?
Rotundamente no, por lo menos en mi caso. Y todos los intentos que he podido ver en mi entorno han sido fracasos. Vamos a ver, la mente del humano necesita referencias, hitos, soportes temporales firmes. La persona que ha fumado y que ha luchado titánicamente por dejarlo, debe saber que lo dejó un jueves, 23 de abril de 2013, por ejemplo. Que lleva 4 meses, 12 días y 6 horas sin fumar. En el caso del tabaco debe ser blanco o negro. No vale: «ahora fumo 1 ó 2 cigarros al día» porque muy posiblemente dentro de un mes ya estés en los dos paquetes diarios.
No se puede dejar progresivamente. Es necesario sentir y sufrir el esfuerzo de la lucha porque va a ser el referente y punto de apoyo principal para no volver. Es imprescindible recordar esos cinco (5) días en todas sus fases porque va a ser el arma para combatir las tentaciones futuras. Cuando te ofrezcan ese cigarro en la boda de la sobrina, pensarás en la tortura de esos 5 días.
No se puede dejar progresivamente porque cuando estés, por ejemplo, en los días que sólo fumes 1 ó 2 cigarros, podrás pensar que este nivel no es perjudicial y que tú puedes controlarlo, pero olvidamos que la nicotina tiene un poder de adicción similar a la heroina. Por eso el «mono» es parecido. En resumen: hay que dejarlo de golpe y sin contemplaciones. Y, además, es más fácil.
No programes la fecha, ni se te ocurra el primer día del año, no escojas vacaciones. Tiene que ser un día normal, el más rutinario posible. Con el estado de ánimo lo más estable posible. No fijes una cuenta atrás para empezar, simplemente «sorprendente» una tarde a las 17:45 h, tira el cigarro y asegúrate a ti mismo que va a ser: «el último cigarro de tu vida». Una vez dado este inesperado paso, procura armarte con todas las herramientas que te he propuesto y otras que te busques por ahí.
Cronología de los beneficios de dejarlo
- En los primeros 20 minutos disminuyen la presión arterial y el pulso. Aumenta la temperatura de manos y pies.
- A Las 8 horas, el nivel de monóxido de carbono en la sangre disminuye hasta niveles normales. Esto hace retornar el nivel de oxigeno en sangre a niveles normales. El monóxido de carbono del humo del tabaco reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.
- A las 24 horas, disminuye el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
- A Las 48 horas, las terminaciones nerviosas comienzan una regenerarse. Mejoran el gusto y el olfato.
- Entre 2 semanas y 3 meses, mejora la circulación, caminar se hace más fácil y no toses o resuellas tan a menudo. Disminuyen las flemas. En unos meses se produce una significativa mejora en la función pulmonar.
- De 1 a 9 meses, disminuyen la tos, la congestión nasal, la fatiga y la falta de aire. Continuamos observando una mejora significativa en la función pulmonar. Los cilios, diminutas estructuras parecidas al pelo que sacan el moco de los pulmones, recuperan su función.
- En un año, el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria y ataque al corazón se reduce a la mitad del de un fumador.
- Entre 5 y 15 años después de dejar de fumar, el riesgo de sufrir un derrame cerebral vuelve al de un no fumador.
- En 10 años, El riesgo de cáncer de pulmón disminuye. Además, el riesgo de cáncer de la boca, garganta, esófago, vejiga, riñón y páncreas disminuye. Sin embargo, incluso después de una década sin fumar, el riesgo de cáncer de pulmón sigue siendo siendo más elevado que en personas que nunca han fumado. El riesgo de úlcera también disminuye.
- En 15 años, su riesgo de enfermedad coronaria y ataque al corazón es similar al de las personas que nunca han fumado. El riesgo de muerte vuelve a casi el nivel de un no fumador.
Conclusión
Fumar es un grave error. Lo ideal y deseable sería no haber fumado nunca pero en caso contrario, lo fundamental es dejar de fumar cuanto antes.
Puede que mi método no sea el mejor pero es el único que me ha funcionado, perdón: me está funcionando, «de momento», en estos últimos 26 años. Nunca hay que bajar la guardia. Es un método drástico, duro, terrible pero, en mi caso, ha demostrado ser el único posible.
RESUMEN: Dejarlo de golpe en fecha inesperada. Llevar tabaco siempre a mano. Beber mucha agua. Primer reto de los 5 días. Tener presente los neurotransmisores. Argumentos de refuerzo de la voluntad. Argumentos para el aumento de la calidad de vida. Ex-adictos para siempre.
¡Suerte!
(Dedicado a la memoria de mi padre, fallecido en diciembre de 2004 a consecuencia de una fibrosis pulmonar por tabaquismo)
¡Felicidades! Dejar de fumar es un paso importantísimo, y animar a otros a hacerlo es un signo de gran nobleza. Lo de los neurotransmisores es una teoría un poco extraña, pero si sirve como refuerzo positivo, bienvenida sea 🙂
Mi gran ilusión y uno de los retos en mi vida sería que mi padre al que quiero y admiro consiguiera dejar de fumar!!!
Ojalá la lectura de este artículo nos ayude!!
Gracias,
Excelente texto. Llevo 12 horas.
Estoy feliz de encontrar blogs donde ver informacion tan practica como esta. Gracias por facilitar este post.
Saludos
Excelente articulo. Espero llevarlo a cabo ya. Muchas gracias.
Estoy en el dia 8. Lo voy a conseguir! Gracias.
La verdad es que nos la metieron bien primero que fumar era super guail y despues que no se podia dejar, yo llevo 10 años sin fumar y no me hizo falta nada para dejarlo, fume mas de 30 años seguidos, para dejarlo solo tienes que pensar que porque lo que hacen el tabaco no fuman y saber como funciona el tabaco , cuando nos levantamos y fumamos ese primer cigarro ese es el que te genera el ansia para el siguiente,
Enhorabuena por el artículo.
Llevo 3 días ya y lo voy a conseguir!
Muy bueno, ojalá le sirva a mucha gente. Llevo unos 70 días sin fumar, después de más de 30 años y estoy feliz de haberlo superado o estar superándolo.
Mino…olvídate del siguiente comentario, no era para ti. De todas formas espero que hayas superado el vicio, ya sabes: mas salud y mas dinero.
Así que dejaste de fumar? Cosa increible. Bien por ti. Soy Javier Escoriza, una vez fuimos amigos. En realidad me ha costado reconocerte, si te hubiera visto por la calle no te saludo, después de tanto tiempo, tantos cambios. Pero al verte escribir de Llerena y los bisontes y tres carabelas…joer, que recuerdos.
Bueno, bien por dejar el tabaco y bien por tu blog. No sé si vas a llegar a leer esto, las últimas entradas son muy antiguas, sea como sea, saludos.
Hola Javier:
Me ha alegrado mucho tu comentario. Guardo buenos recuerdos de aquella época. Espero que todo te haya ido bien. Un saludo