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«Este era nuestro Cáceres, un pueblo grande donde vivir era sencillo y muy agradable» – Tomás Morales
Tercera parte de la serie «Cáceres en los 70» en la que trataremos algunos aspectos de la ciudad. Vistas aéreas, Plásticos GIMA, la feria de los niños, Establecimiento «La Luna», la Fuente Luminosa, los hoteles, los folletos publicitarios de los cines, las iglesias y de regalo: una selección de banderines.
Vistas aéreas
Va siendo una tradición comenzar los artículos de esta serie con vistas aéreas o panorámicas de nuestra bella ciudad. En esta ocasión se ofrecen dos vistas, posiblemente realizadas en los años setenta. En la primera de ellas se aprecia una parte de la muralla que rodea la «parte antigua» y, al fondo, la Plaza de Toros y el comienzo del Paseo Alto. En primer plano, la Torre Desmochada, también conocida como la «Torremochada» o el «Torreón de las Candelas». Se construyó en el siglo XI.
La segunda imagen corresponde a una postal de los años 70 y es una foto de una vista aérea realizada desde otro punto de vista.
Las dos imágenes pueden servir como entretenido pasatiempo y localizar puntos de interés.
Plásticos GIMA
Innovación en productos de plástico
Me escribe Fátima un amable correo en el que me envía fotos de la tienda de su familia: Plásticos GIMA.
Ubicada en la calle Moret, Plásticos GIMA fue pionera en comercializar artículos de plástico.
La tienda la abrió el padre de Fátima, Andrés Giménez, en las traseras de la calle Moret (calle de la Cruz) y, después de su fallecimiento, se hizo cargo de la tienda su madre: Esperanza Mateos. (En la foto).
Me dice mi madre que recuerda haber comprado en Plásticos GIMA algunos artículos como tuppers, adornos, etc. y que también recuerda a Esperanza con simpatía.
Seguro que muchos cacereños recuerdan con cariño esta entrañable e innovadora tienda.
(Gracias Fátima).
Las iglesias
Centros de culto y recogimiento
La historia de Cáceres está íntimamente ligada a las iglesias. La vida de los cacereños, en alguna que otra ocasión ha tenido relación con los centros de culto. Dejando a un lado las creencias de cada cual, las iglesias desempeñan una importante función como elementos de reunión, celebración de sacramentos, etc.
Cada una de las iglesias de Cáceres va ligada a los más emotivos recuerdos. Algunos alegres como bautizos, bodas o primeras comuniones. Y otros más tristes como los funerales. Las despedidas a los seres queridos cuando se marchan.
Las dos únicas iglesias de Cáceres que están fuera de la muralla de la «Parte Antigua» son San Juan y Santiago. De niño, recuerdo haber ido con mis padres y hermanos a la de Santiago. Estaba relativamente cerca de la calle Margallo. Concretamente, un día de Reyes fuimos a Santiago y los cuatro hermanos estuvimos toda la ceremonia pensando en los juguetes recibidos.
Habitualmente íbamos a la iglesia de San Francisco Javier (Padres de la Preciosa Sangre). Ubicada en la Plaza de San Jorge, nos impresionaban las interminables dos torres laterales que flanqueaban la fachada. Se entraba por la puerta lateral y hacía algo de frío. Al terminar, sonaba cierta sinfonía de Mozart. Contaba con un majestuoso órgano de tubos y nos quedábamos embobados admirando ese gigantesco instrumento.
La Feria
Pongámonos en situación. Los niños de los años 60 recibíamos pocos estímulos audiovisuales o de diversión. En comparación con lo que sucede hoy en día, los niños de aquella época disfrutábamos de escasas ocasiones lúdicas: cumpleaños, Navidad, Reyes y poco más. En este austero escenario es fácil adivinar que la Feria (o ferias, mayo y septiembre) representaban un acontecimiento de trascendental importancia e impacto emocional.
Es posible que conserve algún difuso recuerdo de la feria ubicada en El Rodeo (primeros años de los 60), pero la memoria se fija, principalmente, en el polígono Los Fratres (antigua estación de ferrocarril y barrio de Moctezuma actual).
Esperábamos la feria con insana impaciencia. Llegado el día, entrábamos nerviosos y expectantes al recinto ferial. Aquello era una experiencia de otro mundo: las luces policromadas y destellantes, la música, el ruido que envolvía todo. Incluso el polvo del recinto sumaba para llevarnos a una atmósfera de entusiasmo y fascinación.
Recuerdo que mis padres fijaban un presupuesto económico razonable y aún hoy recordamos su frase: «Cuando se acabe el presupuesto, nos vamos». Así pues, los hermanos acordábamos el destino de dicha partida presupuestaria: montar en las atracciones, algodón de azúcar, más golosinas, más atracciones, etc. En alguna ocasión se acabaron antes nuestras energías y entusiasmo que el presupuesto financiero y regresábamos a casa, divertidos, cansados y pringados de algodón de azúcar.
LOS GIGANTES Y CABEZUDOS
Al mismo tiempo que la feria, o probáblemente días antes, asistíamos con una mezcla de fascinación, curiosidad y algo de terror a los desfiles de los Gigantes y Cabezudos.
La «terrorífica» marcha subía por la calle Margallo acompañados por una modesta banda pasacalle compuesta por dos o tres músicos. Era curioso observar su sorprendente habilidad para tocar, al mismo tiempo, el tambor y el flautín.
Cuando éramos más pequeños, los gigantes nos provocaban los mayores temores. Los observábamos desde nuestra casa en el balcón del primer piso, las cabezas llegaban a nuestra altura. Era impresionante estar tan cerca de aquellas polícromas cabezotas de cartón piedra.
Desde aquí, mi homenaje, reconocimiento y agradecimiento a aquellas anónimas personas que iban dentro de aquellos disfraces y que tan intensos momentos nos hicieron disfrutar (de miedo).
La Luna
¿Por qué irse tan lejos, teniendo LA LUNA tan cerca?
Cuando regresábamos a Cáceres de algún viaje en autobús parábamos en la estación en Gil Cordero. Por el camino hacia el centro, en la calle Gómez Becerra, era habitual detenerse en los escaparates del Real Musical y La Luna. Siempre había algún producto útil y curioso. En nuestro recorrido por los negocios comerciales emblemáticos de Cáceres en los 70, es obligado detenerse en Establecimientos LA LUNA.
Fue fundado por el innovador empresario montanchego Serapio Lázaro en 1969. Ubicado en la calle Gómez Becerra, en un principio nació como un moderno autoservicio. Serapio Lázaro es un verdadero hombre de empresa que, allá por los años 60, no duda en estudiar avanzados cursos de técnicas de ventas, algo inusual para la época. Y, cuando lo acostumbrado era servir los productos al peso (legumbres y similares), Serapio fue uno de los primeros empresarios en apostar por los modernos artículos envasados. Además era innovador en todo tipo de equipamientos: cajas registradoras, lineales de ventas, marketing, etc.
Años más tarde, con gran agudeza y visión empresarial, Serapio vio la oportunidad de negocio en los papeles pintados para decoración, tan de moda en los 70. El autoservicio se convirtió, pues, en uno de los primeros comercios para papeles pintados. Posteriormente, el establecimiento se reconvirtió en ferretería y, por último, se incorporaron los sectores de menaje del hogar, equipamientos para hostelería, baño, etc.
El nombre de «La Luna» tiene como origen el año en el que se inaugura el establecimiento: 1969, primer año en el que el hombre pisa la Luna. Serapio era un hombre de empresa inquieto y valiente. Además de ser representante de productos alimenticios como el arroz Nomen, galletas Reglero, etc., abrió otro establecimiento en la calle Encina (se puede ver en la factura).
Se aventuró con la creación de otras empresas como RECI (reformas estructurales del comercio y la industria) y FRITECNICA para instalaciones de aparatos de refrigeración para autoservicios, hostelería, etc.
La Fuente Luminosa
Se inauguró en junio de 1965 y podríamos considerar su ingenioso mecanismo de control como el primer «ordenador» que hubo en Cáceres.
La inauguración se hizo por la noche y acudieron muchos cacereños al evento. El ingenio de automatismo (luz y agua) era obra del ingeniero Carlos Buigas.
En la actualidad, el primer mecanismo (memoria interna a base de interruptores) de 1965 se expone en el Museo Municipal de Cáceres. Una pieza histórica de ingeniería.
Los hoteles
Alojamientos de lujo y señorío
HOTEL EXTREMADURA
Los que residíamos en Cáceres no acostumbrábamos a alojarnos en los hoteles, es evidente. No obstante sí teníamos alguna relación con estos establecimientos. Generalmente con ocasión de eventos como bodas, comuniones, etc. Incluso visitar a algún allegado que, ocasionalmente, se alojara en ellos.
Recordamos con nostalgia el primer emplazamiento del señorial hotel Extremadura en la Avenida de Guadalupe. Con sus acogedores estancias y precioso jardín exterior. Y no nos podemos olvidar de su fachada, con su cuidada trepadora y entrada para coches.
Me parece recordar que, en los años sesenta y setenta, el Hotel Extremadura estaba considerado como el mejor de todos.
El Conde de Canilleros, en su libro de Cáceres de la Editorial Everest (1970) cita los siguientes hoteles: Extremadura en la Av. de Guadalupe, Residencia Alcántara en Av. de Guadalupe, Alvarez en calle Moret, Jamec en Pintores, 22, Iberia en Pintores, 2 Residencia Metropol en calle Obispo Segura y Toledo en Av. de Alemania. Este último no me suena.
HOTEL ÁLVAREZ
Del Hotel Alvarez, que daba a las calles Moret y Parra, recuerdo vagamente haber asistido a alguna celebración, no se si de Nochevieja o alguna boda. Era muy niño pero recuerdo mucha luz, un derroche lumínico para lo acostumbrado en aquellos tiempos. Señoras perfumadas y muy bien vestidas. Colonia «Joya» y «Varón Dandy». Caballeros de riguroso negro. En el folleto que se acompaña se publicitaba un «Bar Americano», posiblemente porque servían «cocktails».
Otros hoteles de Cáceres en los 70
Los cines
Había cines de corte clásico: se comían pipas, se podía fumar, etc. Ir al cine era obligado en las tardes de domingo. A veces, aprovechábamos la sesión continua para estar allí toda la tarde. Valía lo mismo. Nos teníamos que tragar el No-Do pero daba igual. Era una gozada reirse con Bud Spencer y Terence Hill. También vimos Jesucristo Superstar y Adios Cigüeña, adios.
Ahora resulta curioso reflexionar sobre sus nombres. De inspiración romana y megalómana: Astoria, Coliseum, Capitol, …. Inspiraban las grandes obras para eventos del Imperio Romano y es que Cáceres nunca defrauda.
CINE NORBA
No llegué a conocerlo o, por lo menos, no me acuerdo. Lo demolieron a finales de los años 60 para construir el Edificio «Norba». Tenía fama de ser un buen cine.
GRAN TEATRO
El Gran Teatro (en la calle San Antón) era pequeño e incómodo pero también podía valer en caso de apuro. Famoso su mítico «gallinero» donde se ubicaban los más gamberros y ruidosos mozalbetes. A veces echaban cáscaras de pitas sobre el patio de butacas.
CINE CAPITOL
El Capitol (calle Sancti Spíritus, a continuación de Margallo) era para mayores. Ponían películas picantes y los niños solo podíamos conformarnos con ver las carteleras. Recuerdo alguna reprensión al respecto por parte del clero de la época.
CINE COLISEUM
El Coliseum (Cánovas) era el más popular y espacioso. Allí vimos las primeras aventuras de Topollillo, marionetas italianas en la sesión infantil. La película de Disney: «Ahí va ese bólido» de un Volkswagen Escarabajo, etc. Se inauguró en 1962 y, durante unos meses, fue el cine más grande de España con sus 2.000 localidades. Cesó su actividad en 1995 y fue el último de los cines cacereños en cerrar.
CINE ASTORIA
Los cines
Folletos informativos
Los cines basaban la promoción de sus lanzamientos en las carteleras y los folletos publicitarios. No existían los trailers.
Probáblemente, no hemos prestado el merecido reconocimiento a aquellos anónimos artistas que, con su talento, condensaban toda una película en una imagen.
En la siguiente selección se ofrecen ejemplos de folletos de los cines de Cáceres. Incluido el Cine de Verano ubicado en la Plaza de Toros y del que no recuerdo nada.
Entrada al Coliseum de los años setenta
Comentarios
Lo mejor de estas página son vuestros comentarios. He tomado nota de algunas sugerencias para los contenidos. Muchas gracias a todos.
Cuarta parte
En la cuarta parte de Cáceres en los 70, tratamos del Cementerio, Músicos de Cáceres, viajes, la Plaza de San Jorge
Fuentes
Algunas fotos proceden del Grupo de Facebook «Fotografías antiguas de Cáceres» y de las páginas relacionadas en «Enlaces«.
Con artículos de estas características se iluminan nuestros recuerdos y nuestros corazones.
Gracias Esteban. Esperamos sigas escribiendo muchos, muchos más.
Me ha encantado, es toda mi vida, lo he vivido todo lo que cuentas.gracias.
Que bonita la ciudad que me vio nacer.
Que recuerdos.
¡Que calor! por los años 50.
Muchas felicidades por la página.
Como cacereño que vive en la distancia, me gusta ver las fotos antiguas y demás recuerdos que publicas, anímate con la cuarta parte!!!
Saludos.